Poblado en Durango lleva 3 años sin gota de lluvia; sobreviven ‘de milagro’

Simón Bolívar es una población más del semidesierto de Durango que padece los estragos de la sequía extrema al cumplir su tercer año consecutivo sin llover; su actividad principal es la agricultura de temporal y la ganadería extensiva.
Sin embargo, el entusiasmo de sus pobladores es nulo cuando los pronósticos climatológicos no son nada alentadores y se perfila un fenómeno similar o peor al registrado hace una década. Sin embargo, un escenario todavía más precario se vive en San José de Reyes, su única comunidad o villa dependiente de la cabecera municipal, donde la preocupación ya no es tanto para producir, sino para sobrevivir, pues los “pocitos” a cielo abierto que tienen en algunas casas y de la que se abastecen con mangueras y motobombas hasta cuatro o cinco familias, han bajado sus niveles, lo que propicia un riesgo inminente de subsistencia. Como antecedente, pobladores comentan que antes aquello era un oasis en medio del desierto, ya que el agua brotaba del cerro al que le llaman “El Chorro” de ahí su asentamiento de las fincas en este lugar; sin embargo, relatan en voz de sus padres, que tras el sismo de 1985 en la Ciudad de México, algo pasó que en vez de agua clara brotó por varios días sólo agua negruzca y poco después el aforo disminuyó drásticamente.