El mundo, pendiente de dónde y cuándo caerán los restos del cohete chino fuera de control

Las principales agencias espaciales internacionales y los organismos de defensa de medio mundo están en alerta debido a la inminente caída de los restos de un enorme cohete chino. Se trata de la primera etapa del Long March 5B, que fue lanzado al espacio la pasada semana con el primero de los módulos que integrarán la nueva estación espacial china. Tras llevar a cabo la tarea de poner en órbita las nuevas instalaciones, parte del cohete, que medía casi 50 metros, volverá a ingresar en la atmósfera. Aunque previsiblemente la mayoría de estos trozos se desintegren antes de llegar al suelo, el problema es que algunos restos sobrevivan. Y se desconoce el lugar y la fecha exactas en las que acabarán cayendo.

«El Comando Espacial de EE. UU. está al tanto y rastrea la ubicación del Long March 5B en el espacio, pero su punto de entrada exacto a la atmósfera de la Tierra no se puede identificar hasta unas horas antes de su reentrada, que se espera alrededor del 8 de mayo», ha explicado en un comunicado el portavoz del Departamento de Defensa de EE. UU., Mike Howard. «Hasta entonces, el 18º Escuadrón de Control Espacial ofrecerá actualizaciones diarias de la ubicación del cuerpo del cohete e información adicional a medida que esté disponible».

En este momento se sabe que la inclinación orbital de la etapa central Long March 5B es de 41,5 grados, lo que significa que el cuerpo del cohete podría aterrizar a latitudes tan al norte las ciudades de Nueva York, Madrid y Beijing, y tan al sur como el sur de Chile y Wellington, Nueva Zelanda. Pero esto no quiere decir que esas localidades sean los lugares marcados en los que pueden caer los escombros espaciales, sino que delimitan una franja que rodea todo el globo y que es susceptible de recibir los restos (aunque la mayoría de todo ese terreno es agua, por lo que lo más probable es que acaben en el océano). De hecho, los astrónomos han querido tranquilizar a la población afirmando que en la mayoría de casos, este tipo de cuerpos normalmente cae en los océanos (que suponen el 70% de la superficie terrestre).

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